Sociedad Ecuatoriana de Cuidados Intensivos (SECI)

En los albores de la década de los 70’ se fueron estructurando las Unidades de Terapia Intensiva de Ecuador. El crecimiento fue lento hasta la década siguiente en la que progresivamente se adaptaron unidades en el resto de los hospitales y clínicas del país. En 1974 la Terapia Intensiva del IESS de Quito se convierte en la pionera de una organización incipiente de la especialidade.

A principios de la década del 80’, precisamente el 10 de abril, en el salón auditorio del Hospital General de las FFAA de Quito se reunieron 18 profesionales: de Quito (13) Guayaquil (4) Cuenca (1) y resolvieron formar la Sociedad Ecuatoriana de Cuidados Intensivos. En esta reunión se designo la primera directiva presidida por el Dr. Cristóbal Sarzosa (Neumólogo de Quito) y en la Comisión de Estatutos como presidente al Dr. Alberto Lasso (Anestesiólogo de Quito). Recién el 25 de febrero de 1982, el Ministerio de Salud Pública, con acuerdo ministerial # 358 aprueba la creación de la SOCIEDAD ECUATORIANA DE CUIDADOS INTENSIVOS (SECI).

En principio los Estatutos de la Sociedad tomaron las bases legales de la Sociedad de Cirugía, en ellos se contemplaba una Sociedad Nacional y la constitución futura de núcleos provinciales. Penosamente debieron pasar muchos años, quizá demasiados para que la institucionalidad de la SECI tome cuerpo y se fortalezca. Recién en 1993 se actualizan y modifican los Estatutos, cambia su nombre a Sociedad Ecuatoriana de Medicina Crítica, se realizó el primer Congreso Nacional y en 1995 se establece el núcleo del Azuay. También en ese año se incorporan los pediatras neonatólogos y se acepta la participación de las enfermeras al interior de la organización.

La Sociedad, al paso de los años, es testigo de la sustitución de una buena parte de sus promotores iniciales ahora dedicados a otras especialidades y al esfuerzo y promoción de nuevos especialistas que empiezan a llegar al país. El balance, sin embargo, muestra desequilibrios y en algunas ocasiones refleja las situaciones internas comunes de las instituciones del país caracterizadas por los signos de desarticulación regional, intereses circunstanciales, abulia administrativa y conflictos personales, todo lo cual se refleja en participaciones directrices autocráticas, períodos excesivamente prolongados de cargos directivos sin elecciones, conflictos grupales y escasa proyección nacional.

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